Nací el 2 de mayo de 1991 en la ciudad de Mérida, Yucatán, México. Soy una persona muy inquieta y desde muy chico encontré una fascinación por los deportes. Me gusta tanto verlos como practicarlos. Mi abuelo materno fue jugador profesional de beisbol y campeón de la Liga Mexicana de Beisbol. Al visitarlo en su casa, nos sentábamos juntos a ver beisbol. Su gran legado a nivel estatal también me permitió ir a inaugurar parques y campos de beisbol y softbol con él y conocer más de este deporte. A pesar de nunca haberlo practicado, el beisbol fue el inicio de mi amor por los deportes.
Siendo un niño como casi todos en México, jugué futbol como principal deporte. Unos años más tarde, encontré el deporte que más me ha gustado y por el que soy un fanático empedernido: el tenis. Quizás la mística de pasar de un deporte en equipo a un deporte individual hizo que me forje el carácter y la personalidad que hoy en día tengo. Era una persona muy desorganizada a pesar de ser muy ordenado. En los deportes en equipo es muy fácil culpar al otro o deslindarse de responsabilidades. En el tenis, tuve que ir muy dentro de mi para trabajar áreas de mejora muy evidentes.
La educación de la que vengo no tiene la terapia psicológica como parte del día a día y me costó mucho entender el comportamiento de las personas que me rodeaban, pero sobre todo el propio. La gran tarea de indagar en nosotros mismos muchas veces es la parte más difícil para poder crecer y mejorar como persona por lo incómodo que es. Las verdades nos sacan de nuestra zona de comfort.
Por medio de un amigo en la fe, conocí a una directora espiritual, quien me canalizó a la que terminó siendo la persona que me hizo ver quién soy como persona, lo que valgo y lo muy amado que soy: Mercedes Vallenilla.
Mi gusto por los deportes no necesariamente era directamente proporcional al talento y facilidad para practicarlos. Siempre fui una persona promedio en mi desempeño en muchos de ellos, pero llegó el deporte que me hizo ver que destacaba un poco más que el resto: la carrera o running. Si el primer paso para crecer había sido ir del colectivo a lo individual, la carrera pudo fusionar ambas. Porque se puede correr en grupo, pero quien mueve las piernas solamente puede ser uno mismo.
El trabajo en equipo es muy palpable en la carrera. Desde poder recibir hidratación mientras uno corre, que alguien nos siga en coche por seguridad si está muy obscuro o si se corre en alguna carretera, o hasta un mismo corredor marcándonos un ritmo de velocidad para poder hacer un tiempo determinado en competencia (carreras).
He tenido la oportunidad de correr 2 maratones. Pude darme cuenta que todo ese trabajo en equipo es invaluable, pero como mencioné anteriormente, quien corre únicamente soy yo. Así es como pude comparar mi nuevo deporte a la vida real.
Cuando corremos, al principio se busca estabilizar la respiración al igual que en la vida discernimos eso que nos llena, nos hace felices y nos acerca a Dios. Las personas que nos alientan cuando corremos son esas mismas personas que buscan lo mejor de nosotros en la vida diaria, pero recordando siempre que somos nosotros los que debemos correr (actuar). Por último, llegar a la tan anhelada meta es coronar todo el esfuerzo y sacrificio que hemos hecho a lo largo de la carrera y los entrenamientos. En la vida, la meta es esa vida eterna a la que tanto anhelamos, habiendo hecho obras buenas con la gente que nos rodea.
En el día a día, tendremos momentos buenos y momentos malos. Por medio del ejercicio, el objetivo es lograr disicplinarnos para que éste funja como un regulador emocional y nos lleve a tener una mejor salud mental. Recuerda que como pensamos, sentimos y como sentimos, actuamos.
Algunos hábitos favorables para lograr una buena salud mental a través del mundo fitness son: tener horario para dormir (poder estar descansados) y para realizar la actividad física que nos guste, establecer un objetivo medible y alcanzable que nos motive a entrenar, hacer ejercicio en grupo, mejorar nuestros hábitos alimenticios, reducir la luz azul previo a dormir (celulares, tabletas, etc).
No estás solo(a) en este camino. No se necesitan grandes cambios para empezar. Con la regla del 1% (ser 1% mejor hoy que ayer) se pueden lograr grandes objetivos. Una caminata de veinte a treinta minutos al día mejorando hábitos alimenticios y de sueño nos puede hacer sentir mucho mejor a nivel físico y mental. Permíteme poderte ayudar a través de la salud física para poder lograr una adecuada salud mental.